Hoy hemos decidido jugárnosla
después de clase: hemos ido a una escuela que hay detrás para conseguir
entradas al Empire por 13$ y ahorrarnos otros 12 o 13$. Hemos tenido que mentir
y decir que éramos de allí; lo malo que me ha tocado a mí hablar y he tenido
que poner cara de que es verdad y decir que éramos nuevos y que estábamos en la
clase número 12; tanto la recepcionista como la que nos ha dado los tickets nos
han dicho que no nos conocían, pero parece que se han contentado cuando les
hemos dicho que éramos nuevos… Un español nos había dicho que ellos lo habían
hecho así y que fuéramos, pero no sabíamos que en esa escuela van 4 gatos, no
como en la nuestra que hay 5 o 6 plantas! Por suerte no nos han pillado J
Hemos vuelto al sitio de la pizza
a un dólar y luego hemos aprovechado para comprarnos unos Levi’s en una tienda
que había en frente. Hemos vuelto a la resi a dejar las cosas y para el MOMA
que nos hemos ido. A partir de las 4 es gratis los jueves; como nos han dicho
que había mucha cola hemos ido para las y media y cuando hemos llegado no la había para entrar, pero sí para dejar
las mochilas, así que como consejo útil si váis: no llevéis mochila u os
pasaréis mucho rato en la cola para que os la guarden, era increíble lo grande
que era! Los bolsos de mujer y los de hombre pequeños son admisibles. Hemos
subido directamente a la 5ª planta, que es donde está lo bueno del museo: los
Van Gogh, Picasso, Munch, Kandinsky, Warhol… Es fácil saber dónde están las
obras más famosas: se forma una montonera increíble delante de cada cuadro,
casi que hay que sacar número para echarse una foto!
Llama la atención el arte
contemporáneo: la que más me ha chocado es la de un plato de cáscaras de
mejillones; la deberían haber titulado como “ponerse las botas es todo un
arte”; ya sabéis, pediros unas cigalas y unos centollos y guardad las cáscaras,
luego los ponéis en una vitrina, le ponéis un título y lo mandáis al MOMA o lo
vendéis! Jejeje
Y otra cosa que llamaba la
atención era un tío con pinta de psicópata que iba acosando a las asiáticas.
Iba con la ropa raída, tenía ojos de loco, así calvo feo; hacía como que miraba
un cuadro y aprovechaba cada vez que veía un hueco en un sillón con una
asiática. Empezaba a preguntar que cuánto tiempo llevaban en NY, si les
gustaba, por qué zona vivían y si tenían novio… Así hasta que le veían el
plumero y con esa amabilidad que les caracteriza se iban y a por otra que iba.
Hemos pensado hablar con el guardia de seguridad, pero de qué iba a servir si
no estaba haciendo nada malo…
El museo nos ha llevado mucho
tiempo, y más que necesitaría para verlo bien del todo. Regresamos a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario